lunes, 4 de mayo de 2009

Sospecho del desánimo

No se si es por la altura del año, por lo compleja que se vuelve nuestra realidad cotidiana, o por puro fruto de la casualidad, que uno se anda tropezando con ánimos ajenos que vienen bastante por el suelo. Son momentos, rachas, o no se qué. La cuestión es que el desánimo se aprovecha de nosotros cuando nos encuentra con la guardia baja. A veces lo vemos venir, pero muchas veces se aparece rendepente (como decía la querida Catita), y muy orondo se nos instala en el sillón más cómodo de la cotidianeidad.
Pero, si me permiten, me animo a sospechar, junto con esta canción de Jorge Drexler, que tenemos derecho a suponer que muchas veces, así como llegó, es capaz de desaparecer de un plumazo. Si no sé de dónde salió, por qué no puede ser que también se vaya sin previo aviso.
Un amigo me prohibió terminantemente publicar un mail que me envió en el que relata que la esperanza también suele recorrer esos vericuetos imprevistos por los que el bajón nos visita.
Así que para Miki, Gabriela, Fabián, Vivi P, desanimados varios, bajoneados y cajoneados, ninguneados y bombeados… sospechemos de nuestros propios estados de ánimo también ¿por qué no?



4 comentarios:

  1. gracias!!!
    se de donde vino mi desanimo... no se por que no se va! je.
    pero bueno, va pasando!

    saludos!!
    y gracias por tu apoyo! me ayuda

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  2. es caprichoso, a veces. como muchas alegrías también. vamos remando

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  3. Sí señor, sospechar del desánimo y también del ánimo. Algunos desánimos son para coleccionar -si puedo decir eso...
    Lo creo a veces porque los encuentro parecidos al "sobrante" que el Alfarero deja en su mesa de trabajo para la remodelación permanente.
    En ocasiones, esos restos arcillosos son una pedagogía para guardar y otras veces una limadura sin cuestión.
    No soy una gran buscadora de ánimos, y obviamente tampoco de los desánimos. Pero es verdad que busco comprender algunas aristas de la vida desde el ángulo personalista y existencial. Quizás por eso, lo anímico sea más una expresión espontánea que una elaboración cuidadosa de lo que mostrar y ocultar ¡Pero sospecho del desánimo! Incluso hasta sospecho de sus "poderes" de contagio.
    Me gustó mucho esa asociación de sospecha (reflexión) con el desánimo (emoción).
    A veces las circunstancias tienen una integralidad tan abarcativa que lo del ánimo no tiene remedio sino hasta la llegada al primer ojo de huracán.

    Un gran abrazo.

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  4. Tal vez es desánimo, dicen algunos pensadores, sea la única reacción lógica ante la realidad desanimante que nos toca vivir. Pero no todas nuestras reacciones son lógicas, ni tienen por qué serlo. Pero, en todo caso, prefiero seguir sospechando de la lógica, y especialmente de mis reacciones ante la realidad.

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