jueves, 6 de diciembre de 2012

pase, Don Armando

para festejar la entrada 150 nos hacemos visitar por otro poeta querido, querible. No nos privamos de nada. 

martes, 23 de octubre de 2012

Otra sospecha del ya mentado Ed René


El Dios danzarín

Lo que creemos al respecto de algo determina el modo en que nos relacionamos con ello. A mí, por ejemplo, me gusta jugar con perros, pero si noto que un perro es peligroso, me quedo lejos de el; si es juguetón, me le arrimo. Así pasa también con el mundo. Antiguamente se creía que el mundo era una estructura jerarquizada, siempre desde lo más complejo o poderoso hacia lo mas simple o débil, siendo Dios quien ocupaba la cúspide de la pirámide. El imaginario de las personas se construía a partir de las relaciones entre reyes y súbditos, señores y esclavos, generales y soldados, y demás. Cada uno cumplía su papel y casi todo el mundo lo respetaba. En aquella época la Iglesia tenía autoridad y quien no concordaba con lo que ella decía moría en hoguera –aunque la iglesia dijera cosas como que indios y esclavos no tenían alma y que el sol giraba alrededor de la tierra.
Quien cree en una realidad estructurada a partir de la autoridad y poder, supone que la fe en Dios resuelve todo; al fin de cuentas “obrando Dios, ¿quién impedirá?” Basta orar con fe y esperar la cura, la prosperidad, el regreso del marido, la liberación del hijo, en fin, la solución de cualquier problema. Dios manda, el resto obedece. Todo cuanto se necesita es aprender los trucos para hacer que Dios mande exactamente lo que uno quiere que él mande. Surgen entonces las corrientes de fe y las ofertas compensadoras de la falta de fe, y, principalmente, los gurús que saben manipular a Dios a favor de quien paga bien. Brujería pura.
Copérnico, Galileo, Newton, Einstein y sus teorías científicas hicieron que el mundo pasara a ser visto como una máquina, o como un reloj, con Dios como el relojero. En este mundo-máquina, todo puede ser decodificado, explicado y controlado. Las cosas funcionan en relaciones de causa y efecto previsibles, como por ejemplo las estaciones del año, las fases de la luna, los movimientos de las mareas, las orbitas de los planetas y los eclipses solares. En el día a día, estas relaciones también son previsibles: a partir de la información de masa, fuerza, aceleración y dirección, sabremos calcular en cuanto tiempo el auto va a chocar contra el poste, o cuál bola le va a dar a la amarilla y cuál va a caer en la tronera.  
En el mundo-maquina también es posible arreglar casi todo. Cuando su microondas deja de funcionar, basta llamar a un técnico y el le va a decir cuál pieza deberá ser sustituida. El problema es que quien cree que el mundo funciona así acaba extrapolando eso a todas sus relaciones: ¿el matrimonio se fracturó? ¿su hijo le da mucho trabajo? ¿la vida no funciona? Entonces, basta llamar al especialista. Casi todo tiene arreglo y puede volver a funcionar como antes. Más aún, si es verdad que las relaciones de causa y efecto obedecen con precisión matemática, basta apretar el botón correcto y las cosas sucederán. ¿Quiere hacer discípulos? ¿Quiere hacer crecer a su iglesia? ¿Quiere evitar problemas de familia? ¿Quiere garantizarse una buena carrera profesional? Entonces basta con hacer el curso correcto, encontrar el método indicado, seguir las reglas apropiadas. Luego, “A” siempre conduce a “B”. Si acaso usted hace “A” y el resultado no es “B”, entonces usted piensa que hizo “A”, pero no lo hizo. El mundo-máquina es así: todo siempre funciona derechito –el que no siempre lo hace es usted.
Es de esta manera de ver la realidad que surge el fenomenal ministerio para hacer funcionar a la iglesia con propósitos; la estrategia de siete pasos para hacer que su ministerio sea relevante; las cuatro leyes espirituales para ganar la vida eterna; las técnicas de ministración para liberación espiritual y sanidad interior, los grupos de 12 para hacer multiplicar el rebaño. Hay folletos para toda cuestión, curso para todo asunto y gurú especialista para cualquier nimiedad. Casi todos bien intencionados, pero generalmente funcionando como si el mundo fuese una máquina.
Pero recientemente aparecieron en escena algunas teorías elaboradas a partir de otras percepciones de las ciencias de la física y la biología. En la mecánica quántica, los movimientos no son tan previsibles como en la mecánica newtoniana. Entonces, el mundo ya no es una jerarquía ni una máquina, sino un organismo vivo. Las palabras más adecuadas para describir la realidad son “trama”, “red”, “arena”, y hasta incluso “danza”. La realidad es compleja y los fenómenos naturales y sociales no son previsibles ni manipulables. Las personas son singulares. Basta verificar que diez personas que ganan la lotería reaccionan de diez maneras diferentes. Los relacionamientos también son singulares. Diez parejas que tienen un hijo reaccionan de diez maneras diferentes. De la misma forma, diez iglesias que inician un proyecto reaccionan de diez maneras diferentes. Los seres vivos no son estandarizables. No obedecen a relaciones exactas de causa y efecto. Los seres vivos no son cosas. Y la vida no es exacta.
Quien cree en el mundo como un ser vivo donde cada ser y cada relación es singular, no consigue someterse a esquemas, no tiene pretensiones de gerenciar personas, no confía en métodos y no se impresiona con cifras, estadísticas y probabilidades. Prefiere otros caminos. Escoge el camino de la intimidad con el otro; se encanta con el misterio de lo sagrado; se maravilla con la diversidad; presta atención al joven en conflicto; oye los dramas del hombre que no consigue trabajo; se queda en silencio ante el dolor y se arrodilla para orar antes de dar siquiera un paso en alguna dirección. Esos no se llevan muy bien con el Dios-General, o el Dios-relojero. Se gozan más con el Dios-bailarín.
                                     Ed Rene Kivitz


el texto está tomado de AQUÍ

martes, 21 de agosto de 2012

confesión de un Brabo


Otra del inefable Paulo Brabo

UNA CONFESIÓN NECESARIA

El otro día un cristiano, anonadado con la precariedad de mi profesión de fe, me tomó aparte y me pidió que admitiera de una vez por todas si es que creo en el cielo y el infierno, en la resurrección y la doble naturaleza, en el paraíso y el lago de fuego, en la divinidad de Cristo y el nacimiento virginal, en la trinidad y en la creación en siete días, en la vuelta de Cristo sobre las nubes y en el Armagedón, en el anticristo y los cuatro jinetes, en los milagros de Jesús y en las plagas de Egipto, en el juicio final y la vida eterna. 
La respuesta ya la tenía lista y no se alteren al verme usándola nuevamente:
-Conozco gente mucho mejor que yo –dije– que cree en cosas mucho peores.  


el original se encuentra aquí 

lunes, 25 de junio de 2012

ser cristiano


Ser cristiano
 
Señor, yo quisiera ser de aquellos
que arriesgan su vida, que dan su vida.
Pero, Señor, yo no soy mas que un burgués,
en el seno de un mundo burgués.
Soy un producto de la edad del confort,
se han concertado “seguros” contra mi.
Yo he de querer par a mi país,
para mi familia, para mi dinero, la seguridad.
Señor: tú que naciste en el azar de un viaje,
y moriste como un malhechor,
tras haber recorrido sin dinero
todas a rutas del destierro,
arráncame de mi egoísmo y de mi confort.
Pero, más allá de todas las aventuras
más o menos deportivas,
más allá de los riesgos de una vida empeñada en la acción,
más allá de todos los heroísmos del relumbrón,
hazme disponible para la bella aventura
a la que tú me llamas.
He de empeñar mi vida, Jesús, por tu Palabra.
He de empeñar mi vida, Jesús, por tu amor.
Otros piensan que hay que conservar.
Tú me has dicho que vale más: ¡dar!
Otros se instalan, tú me has exhortado a marchar…
Dispuesto a la alegría y al dolor,
al fracaso y al éxito,
sin preocuparme de sus consecuencias;
A no poner mi confianza en mi, sino en ti.
Y finalmente, a arriesgar mi vida
contando solo con tu amor.
Señor, ¿es acaso tan extravagante ser cristiano?
 
                                    -P.   Yoly


jueves, 19 de abril de 2012

un toque



Veredas ocres y amarillas crujen bajo sus otoñales pasos. Desprolijos abrazos del sol entibian los fatigados hombros que no entienden, pero saben. El paisaje se extiende más allá inútilmente, sin lograr ser sino un montaje ocioso, porque todo lo que cuenta se fundió en la densidad de aquella postal que abril le deparó casi compulsivamente.
Esa mañana luminosa se clavó en su memoria como cuña para erigirse en hito, en obelisco, en altar… en señalador que le recordara para siempre que aunque ayer lloró, y mas tarde va a hacer frió y mañana va a llover, sin embargo hoy, (en la eternidad de ese instante, ayuno de herramientas, estrategias y poderes, por obra y gracia de la prepotente esperanza), hoy es posible



martes, 27 de marzo de 2012

¡Qué lindo tropezarte con estos tesoros...!

porque una mañana, casi al descuido, me encuentro con esta poesía que me colorea el día y transforma de manera definitiva todo el universo por el que me toque desfilar en lo inmediato.


        Dádiva

Un día muy feliz.
La niebla se levantó pronto, trabajé en el jardín.
Los colibrís se demoraban sobre las madreselvas.
No había cosa en la tierra que yo deseara poseer.
Sabía que no merecía la pena que envidiase a nadie.
Cualquier mal que hubiera sufrido, lo olvidé.
Pensar que una vez fui el mismo hombre no me molestaba.
El cuerpo no sentía dolor.
Cuando me estiré, vi el mar azul y velas.

                                               Czeslaw Milosz



sábado, 25 de febrero de 2012

oración mirando al futuro y a la cruz


DAME LA OPORTUNIDAD DE SERVIR
Oración para un año que comienza
por Salwa Azzam

Que mis años sean luces
que señalan el camino
de la noche hacia el día…
Que mi voz, compases de alegría
como el alegre dulzor que lleva el vino.
Que mis manos, la tenue melodía
que quiebra el rigor de los inviernos
y cascada, cascada feliz… feliz y blanca
que suavice el hastío del verano.

Que mis ojos sean cuna y reposo
y mis brazos, la fuerza y la ternura:
para el consejo sabio,
para el consuelo generoso...
para el sueño sereno y cadencioso.

… Mis palabras, un milagro de calor
que derrita la dureza de la escarcha
sosteniendo la fe de los vencidos,
la pequeña fe del que ha perdido.
… Mi boca, un símbolo de paz
cuando falten la justicia y la cordura.
Usa mis ganas y mi alegría,
¡Dios!  Usa mi mente y voluntad.

Y mis pies… firmes en la marcha
junto al que sufre y al que llora.
Y al que rendido tu favor implora,
envíame como bálsamo al dolor.
Y al que arrepentido, de rodillas,
cae a tus pies por tu perdón,
caiga también yo a su lado
cual semilla de sosiego, de calma,
y crezcamos juntos en un ruego de esperanza
por los frutos del amor.

¡Amén!


lunes, 6 de febrero de 2012

¿cristianismo?????



Del inefable Paulo Bravo, otra vez molestando a la buena gente…

10 motivos para no ser cristiano (aún siendo lo correcto)

Ser cristiano requiere, como muchas veces se ha sugerido, estómago fuerte. Aún siendo una propuesta para todos, esta cuestión no es para cualquiera.

Hubo un tiempo en el que, para ser socialmente aceptado en occidente, era requisito mostrar el certificado de bautismo. Hoy en día, gracias al cielo, no es más así: nadie precisa ser cristiano solo por tratarse del hecho políticamente correcto. Hay, además, motivos adicionales para abandonar esas ideas de seguir cabalmente las enseñanzas de Jesús, si es que a usted le preocupan esas cosas.

Seleccioné diez, debe haber más.

10 MOTIVOS PARA NO SER CRISTIANO

1.      PUREZA DE MOTIVOS. Algunas religiones, menos ambiciosas, exigen un comportamiento impecable. El cristianismo requiere pureza interior de motivos, que es algo infinitamente más difícil de alcanzar y que, tal vez, nadie sea capaz de exhibir. De acuerdo con Jesús, no basta hacer lo correcto, es necesario hacerlo con la motivación correcta. Y, tal vez peor y más común: basta contemplar con simpatía la maldad para ser culpado de ella.
2.      DESAPEGO A COSAS MATERIALES. Pocas cosas caracterizan más la predicación cristiana desde su inicio  que un salvaje desapego a las riquezas y otras distracciones palpables. “No junten tesoros en la tierra”, recomendaba el análisis económico de Jesús, que recordaba inclusive que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja que entrar un rico en el reino de los cielos. Los primeros cristianos creían: vendían todo lo que poseían y se lo daban a los pobres, y de lo que le quedaba a cada uno “ninguno consideraba exclusivamente suyo ninguna de las cosas que poseía; todo les era común” (Hechos 4:32).
3.      RENUNCIA AL PODER. Un problema singular está en la exigencia, reforzada continuamente en el Nuevo Testamento, de humildad y de renuncia de todos los privilegios; inclusive (o especialmente) los privilegios merecidos. “Sabéis que los gobernadores de los pueblos los dominan y que los líderes ejercen autoridad sobre ellos. No será así entre ustedes; por el contrario, quien quiera volverse grande entre ustedes, será el que los sirva; y quien quiera ser el primero entre ustedes será su siervo” (Mateo 20:25-26). Aún cuando la humildad era vista como una virtud políticamente correcta y la ambición como un vicio de carácter, pocos efectivamente se acomodaban a esas duras exigencias. Qué decir de hoy.
4.      AMAR A LOS ENEMIGOS. El Antiguo Testamento exigía lo razonable: que tratásemos a nuestros vecinos con civilidad, aún cuando no lo merecían                 –comportamiento que garantiza, con cierta medida de esfuerzo, un mínimo de cohesión en la sociedad–. Jesús perdió aparentemente todo el sentido de la proporción cuando pidió que amásemos a nuestros enemigos y que intercediéramos delante de Dios por los que nos odian. De nada sirve amar a los que nos aman, argumentaba él, porque los más viles pecadores hacen lo mismo. Todo el mundo ama a quien lo ama, y Jesús quería más que ese requisito mínimo: pedía sinceramente que fuésemos “perfectos como Dios es perfecto” (Mateo 5:45, 48) –que fuésemos generosos como Dios, que derrama el sol y la lluvia sin distinción sobre buenos y malos; sobre merecedores y pecadores–. Esa exigencia suya permanece tan impopular hoy como cuando fue pronunciada por primera vez. O, tal vez, más aún, ya que solo tenemos pecadores y nadie se toma el trabajo de fingirse merecedor.

5.      PERDONAR PARA SER PERDONADO. El padre de Jesús no es dado a negociaciones, pero en este tema, curiosamente, Él no se priva de hacerlo. El perdón es gratuito desde que osamos extenderlo a los otros con la misma disposición caballeresca. “Porque, si perdonan a los hombres sus ofensas, también su padre celestial los perdonará, si por el contrario, no perdonan a los hombres sus ofensas, tampoco su padre les perdonará sus ofensas” (Mateo 6:14, 15). Como se ve, somos todos imperdonables, pero la culpa no es de Dios.

6.      PUREZA SEXUAL. El sexo no era para los judíos el conflicto que se volvió  para los a través de los cristianos, pero una buena parte de consistencia en la conducta sexual siempre fue medida de la experiencia cristiana. Con el tiempo, y por motivos que no cabe discutir aquí, el pecado sexual se volvió, en el discurso cristiano, el pecado por excelencia. Hoy en día el sexo fuera del matrimonio es, en la práctica, la única conducta abierta no tolerada en una comunidad cristiana evangélica. Ambición, ganancia deshonesta, mentira y rencor son bienvenidos a los ojos vistas, pero si fuera usted a caer en la cama equivocada o albergara pensamientos impuros, haga como el resto de nosotros y no levante la perdiz. La única cosa que Jesús tiene que decir sobre esos asuntos es continuamente “quien no tiene culpa en el auditorio arroje la primera piedra” y “ve y no peques más”.

7.      PRATICAR LA VIRTUD. Es creencia fundamental del cristianismo que somos salvos de la condenación no como compensación por nuestros esfuerzos en el sentido de practicar el bien, sino por la iniciativa gratuita e infundada de Dios, que resolvió darnos el regalo que nadie tendría cómo lograr por merecimiento. A pesar de eso, el énfasis en la práctica de la virtud –hacer el bien sin mirar a quién– es la tecla que tocan continuamente los escritores del Nuevo Testamento. Como se sabe, la virtud y la integridad son vistas hoy como flaqueza y vicio, y es políticamente incorrecto siquiera mencionarlas en un contexto positivo. La ley de Gerson revocó esas curiosidades de la historia.

8.      SEREMOS JUZGADOS POR NUESTROS ACTOS.Porque el Hijo del hombre va a venir con la gloria de su Padre y con sus ángeles, y entonces recompensará a cada uno conforme a lo que haya hecho” (Mateo 16:27). Parece contradicción, pero la enseñanza del Reino es que somos aceptados por la gracia (esto es, no por nuestros propios esfuerzos en hacer lo que es correcto) pero seremos juzgados –cáigase de espaldas– por nuestra conducta. De un modo misterioso, basta abrazas la gracia para ser aceptado incondicionalmente por ella (como le sucedió a uno de los ladrones en la cruz); por otro lado, no basta, y el discurso de Jesús requiere una tremenda consistencia en la conducta personal. “Por qué me llamáis Señor Señor, y no hacéis lo que os mando? (Lucas 6:46).


9.      LA INSENSATEZ DE LA GRACIA. Como si los escándalos antedichos no bastaran, está el terrible inconveniente de que para ser cristiano es preciso tragarse la insensatez de la gracia –la creencia en la actitud caballeresca y generosa por cual Dios acepta y abraza a quien nosotros mismos excluiríamos y condenaríamos de inmediato, irreversiblemente y con toda convicción. Nuestra tendencia natural es mirar a los despreciables con desprecio, nunca con misericordia. Aceptar a quién no merece ser aceptado no es solamente terriblemente exigente, es una conducta que invita al más impiadosos ostracismo social. Nadie respeta a quien no reclama respeto, y el cristianismo exige que adoptemos la peculiarísima noción de que “la substancia de nuestra fe consiste en la convicción de que los fueras de la ley, pecadores y criminales pueden llamar a Dios como Padre, y que las prostitutas pueden entrar en reino de Dios antes que los religiosamente respetables” (Brennan Mannigan). Ser cristiano es admitir un Dios que no se da al respeto. Un Dios sin criterio. Un Dios vulgar. Definitivamente, no es para quien tenga estómago débil.

10. EXIGENCIA DE LA VIDA ENTERA. Finalmente, ser seguidor de Jesús requiere vivir como él vivió, lo que no es poco, considerando cómo terminó él. “Así como el Padre me envió, yo también los envío”, dijo Jesús a sus primeros seguidores, y los más expertos entre ellos luego interpretaron la sentencia, correctamente, como queriendo decir “yo los envío para dar sus vidas [por quien no merece el esfuerzo]”. Ser cristiano requiere, infelizmente, todo, la vida entera, el tiempo todo y hasta el fin. No hay términos medios, medias palabras, tregua o feriado semanal. “Así, pues, todo aquel que entre vosotros no renuncia a todo lo que tiene no puede ser mi discípulo” (Lucas 14:33). Según el mensaje cristiano, entre tanto, no hay de hecho mejor negocio que perder la vida, porque “quien quiera preservar su vida la perderá; y quien la pierda de hecho la salvará” (Lucas 17:33)


Pero se trata, convengamos, de la enseñanza de un sujeto idealista que decía cosas como “nadie tiene mayor amor que el de dar la vida por sus amigos”. Si hay un mundo en el que esa invitación puede resultar menos popular, es el nuestro.

Al creer en todo esto, si fuera posible, lo correcto sería, naturalmente, hacerlo. Pero un motivo más para no ser cristiano, si no quiere pagar el precio: Hoy en día nadie exige lo impracticable de los otros ni de si mismo.

¿Hacer lo correcto?
Ya no está aquí quien lo dijo. 


domingo, 8 de enero de 2012

de bendiciones e inconformismos

Leyendo este libro que me tiene sumamente atrapado en estos días, me encuentro con esta bendición que desea incomodidad, enojo, lágrimas y necedad. Por lo contradictorio, lo desafiante, lo inconformista… me dio muchas ganas de compartirlo en este espacio y de desearle lo mismo a los sospechantes habituales y circunstanciales que caminen esta veredita en estos días primicias del 2012.



Una bendición franciscana


Que Dios te bendiga con una incomodidad

por la respuestas fáciles, las medias verdades, y las relaciones personales superficiales

para que puedas vivir hondo en tu corazón.


Que Dios te bendiga con el enojo

contra la injusticia, la opresión y la explotación de la gente,

para que puedas trabajar por la justicia, la libertad y la paz.


Que Dios te bendiga con lágrimas

para derramar por los que sufren dolor, rechazo, hambre y guerra,

de modo que puedas extender tu mano para consolarlos y

convertir su dolor en alegría.


Y que Dios te bendiga con suficiente necedad

para creer que puedes determinar una diferencia en el mundo,

para que puedas hacer lo que otros aducen que no se puede hacer

para traer justicia y bondad a todos nuestros hijos y a los pobres.


Amén.