jueves, 22 de diciembre de 2011

folleto de navidad: intento 2 (y último)


Los chicos jugaron, se divirtieron, anduvieron saltando y riendo para despedirse de esos dos días de campamento que habían disfrutado mucho, y les habían permitido conocer nuevos amigos. Algunos de ellos lo habían pasado realmente bien. Y con ese almuerzo final se estaban despidiendo de los amigos y de este encuentro que se empezaba a instalarse en sus memorias y sus corazones como un muy buen recuerdo. Después de terminar de comer las pizzas llegó un postre que no esperaban. Y Santiago, mientras recibe su porción de gelatina con cerezas, desde la alegría y la gratitud, encuentra las palabras exactas para darle expresión a su asombro:¡Pero esto parece Navidad!
Habrá que corregirlo a Santiago: No parece navidad, lo es.
La madre Teresa de Calcuta dijo que:
Es navidad cada vez que sonríes a un hermano y le tiendes la mano.
Es navidad cada vez que estás en silencio para escuchar al otro.
Es navidad cada vez que no aceptas aquellos principios que destierran a los oprimidos al margen de la sociedad.
Es navidad cada vez que esperas con aquellos que desesperan en la pobreza física y espiritual.
Es navidad cada vez que reconoces con humildad tus límites y tu debilidad.
Es navidad cada vez que permites al Señor renacer para darlo a los demás.

La navidad no es, no puede ser, una mera fecha del almanaque ni una fiesta del consumismo egoísta. La navidad no es, y no podemos permitir que sea, solo un tiempo de celebrar lo que tenemos y de llorar lo que nos falta (y los que nos faltan).
La navidad no es, y no debe ser, una fecha que señale lo que se termina, lo que se deja atrás. Navidad debe ser un tiempo de nacimiento, de renuevo, de mirar hacia lo que está comenzando a ser. Navidad es el nacimiento de Jesús, Dios Hijo en medio de los hombres. Y celebramos en navidad que ahora hay esperanzas de vida eterna para todos. Para religiosos y seculares, para eclesiásticos y laicos, para potentados y desposeídos, para sabios y –especialmente– para legos, para expertos y –fundamentalmente– para niños. Una vida eterna que no comienza el día de nuestro velorio sino que comienza hoy, aquí y ahora. La buena noticia de la navidad no es que nuestra vida necesita cambiar porque así como va no nos lleva a un buen final (eso, ni siquiera, es noticia), sino que esa fiesta, ya está presente entre nosotros. Que Jesús es nuestra celebración. Que en Él hay vida, gozo, paz y esperanza.
Podemos celebrar la navidad hoy y cada día, no solo levantando la copa y compartiendo regalitos, sino: sonriendo al hermano y tendiéndole la mano; escuchando en silencio al otro; comprometiéndonos a desterrar la opresión; esperando con aquellos que desesperan en la pobreza física y espiritual;reconociendo nuestros límites y debilidad; permitiendo a Dios renacer en nosotros, arrepintiéndonos de nuestros errores y maldades, e invitándolo a ser el director de nuestras vidas, el que haga nuevo nuestro corazón y nuestros deseos, nuestras intenciones y nuestra voluntad, el que nos haga renacer como trabajadores de la construcción de una realidad más justa, más digna y más feliz.

martes, 20 de diciembre de 2011

Folleto de navidad: intento 1


Marcos sale de casa con su mamá y en seguida se ponen a repartir unos últimos saludos a algunos vecinos y amigos, antes de volver a juntarse para la cena de nochebuena.

Todos los años hacen más o menos lo mismo. Preparan las cosas temprano, y antes de la cena visitan a alguna gente querida, toman unos mates con ellos al calor de la tarde de diciembre, celebran algún brindis, abrazos que van y vienen, saludos y buenos deseos con los amigos de todos los años.

En casa ya está todo listo: los arreglos de la mesa, la comida que van a compartir, y un par de paquetitos con regalos para los más chicos. Marcos creó escuchar por ahí que hasta es posible que este años haya helado para el postre, porque su papá estuvo haciendo algunas changas y así entró un podo más de dinero a la familia, para permitirles disfrutar de “ese lujo” no muy habitual en su casa.

Pero al pasar por la vereda de la casa de Martín (un compañero de fútbol), reciben el saludo de la gente de la casa y la invitación a pasar y compartir con ellos unos minutitos.

Una vez adentro, marcos se queda mudo. No le alcanzan los ojos para apreciar todos los brillos, luces y ornamentos dispuestos para la ocasión. Pero lo que más alo asombra es la abundancia de la mesa que espera para la cena. ¡Qué cantidad de vajilla, comida, bebida, confituras, postres, exquisiteses…! Así que Marcos, finalmente, saca sus conclusiones y pregunta: ¿Toso eso van a comer? ¿Tanta hambre tienen?

La pregunta parece graciosa, inocente, y descolgada. Pero no está falta de sentido común.

Cuando llenamos nuestra casa de luces y chirimbolos…, cuando llenamos nuestro árbol de regalos y paquetitos…, cuando llenamos nuestra mesa de comida y nuestra heladera de alcohol…, ¿cuál es el hambre que estamos queriendo saciar?

Es evidente que no vamos a comer tooooooodaaaaa esa comida, ni necesitamos semejante parafernalia para una cena. Es evidente que hay una necesidad interior que estamos intentando llenar con fiesta, con ruido, con comida, con gastos exagerados y abundancia de palabras vacías.

¿Qué hambre estás queriendo saciar en esta navidad?

En navidad celebramos el nacimiento de Jesús. La manifestación de Dios Hijo en Belén. Seguramente tenés por ahí cerca una tarjeta o unos adornos con la escena del pesebre. ¿Sabías que Belén significa Casa de Pan? En navidad recordamos que Jesús, el pan de vida*, tendió el puente que nos conecta con el cielo, con la vida eterna, con dios, de manera definitiva. Jesús es la provisión de dios para lesa sed y ese hambre profunda del alma que ningún otro alimento puede saciar.

Podes seguir intentando llenar tu vacío con regalos, con placeres, con vicios, con afectos, con cuestiones sanas o dañinas. Pero tan solo al invitar a Jesús a ser el Señor de tu vida vas a experimentas la saciedad e esa angustia profunda, íntima, existencial, que Dios quiere resolver en vos, y que necesitás suplir para alcanzar tu verdadera dimensión humana.

¡Que esta navidad sea la fiesta del alimento eterno para tu corazón, y del bridis por la felicidad nacida en tu corazón por el pan de vida, viviendo en vos!


* Evangelio según San Juan 6:35