Hace no muchos días tuve la oportunidad de revivir una vieja sensación, y de ver resurgir una antigua pregunta que, desde hace mucho tiempo me visita. Estuve mirando un CD con predicaciones cocinadas para la televisión, de un músico y predicador (muy ‘Miaminesco’ el hombre y la producción), donde, al finalizar la predicación –poco bíblica, según mi particular comprensión– el orador estrella, mira con una afectada sonrisa a cámara, y, en primer plano, repite una oración en la que resume lo que los evangélicos llamamos la oración del pecador. Acto seguido retoma el ritmo Tinellesco de su alocución afirmando que “
Fue así que revolviendo las carpetas de Mis Documentos, llegué a una copia que tenía de un artículo del amigo Paulo Brabo (no amigo personal, pero me caen sumamente simpáticos los rumbos que intenta), en el que presenta algunas ideas que me parecen adecuadas para este blog y con las que sí coincido (en este caso).
Lo comparto en dos entradas, para que no se haga demasiado largo.
Aquí va, pues.
(parte I)
Cierto es que ningún otro concepto ha perneado tan unánimemente y por tanto tiempo la mentalidad cristiana de todas las tendencias y estirpes como el de un conocimiento secreto –esto es, específico– como condición para la salvación. Con el tiempo, naturalmente, el gnosticismo fue demonizado con este nombre; entre los cristianos el conocimiento secreto pasó a ser llamado e idolatrado como creencia correcta –u ortodoxia, que es como se dice en griego.
La relación de los cristianos con la ortodoxia es primordialmente idolátrica. En última instancia, cristianos de todos los matices acabarán concordando en que no es una religión particular la que beneficia al adorador, sino algún aspecto de la bondad divina expresado en la vida, muerte y/o resurrección de Jesús. En la práctica, en tanto, todos intentarán convencerlo de que para beneficiarse de ese privilegio gratuito es necesario abrazar determinado conjunto muy específico de nociones al respecto de Dios, de la vida y de la salvación. A ese conjunto de “creencias correctas”, que ninguna facción cristiana tiene en común con la otra, es que se da el nombre fortuito de ortodoxia.
La pasión con la que los cristianos defienden sus puntos de vista unos contra otros refleja con precisión la extensión de su ortodoxolatría. Jesús es muy bueno en sí –pero sólo la ortodoxia salva, y nadie viene a Jesús si no es por ella.
La ortodoxia –o gnosticismo cristiano– es la creencia prácticamente universal (entre los cristianos) de que para beneficiarse del favor de Jesús es preciso admitir una serie racional y muy específica de aseveraciones respecto de cómo funciona Dios. Ser cristiano no es, según esa visión, una postura personal de confianza en la capacidad de Jesús; no es una cuestión de posicionamiento moral, psicológico o espiritual. Para los partidarios de la nueva gnosis ser cristianos es asunto de la cabeza y de la razón; depende de la consistencia de nuestro discernimiento intelectual, demostrado por la filiación al conjunto apropiado de afirmaciones teológicas –en detrimento, naturalmente, de todas las otras.
"Acto seguido retoma el ritmo Tinellesco de su alocución afirmando que “la Biblia dice que si has hecho esta oración con sinceridad ya eres un hijo de Dios, ya eres salvo”."
ResponderEliminarComo hijo de cristiano, hice esa oración a los 6/7 años y comprendí que sólo en jesús esta la salvación ... Aprendí que Jesús es el hijo de Dios en la escuelita bíblica.
Pero entendí que Jesús es el Cristo a los 15 años y le dije que lo necesitaba....
¿a que edad fui salvo? no lo sé... sólo se que como cre en el Hijo de Dios, tengo vida eterna y el perdón de mis pecados...
Está muy bien, eso es lo que digo. en general tenemos instalado que todo pasa por un acto legal/formal. y a eso yo me pregunto: ¿es así? ¿la biblia enseña eso? ¿No enseña, antes, cómo vos decís que el que cree que Jesús es el hijo de Dios tiene vida eterna y perdón de pecados?
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