martes, 28 de julio de 2009

Solidari ... ¿qué?


Vivo, ya lo mencioné más de una vez, en una pequeña localidad periférica a una ciudad de 150 mil habitantes, que es, a la vez, cabecera del partido al cual nuestra localidad pertenece. O sea que todo lo que sucede en aquella ciudad nos afecta de manera directa y/o indirecta. Pero yo, además, trabajo en aquella ciudad, también. Por lo que participo de la vida social de ambos lugares.
Soy (entre otras actividades a las que me dedico) pastor evangélico, y participo en lo que se llama el Consejo Pastoral de la ciudad, al que estamos adscriptos la mayoría de las iglesias de la localidad.
Durante la semana pasada, en todo el partido de Tandil, se convidó desde Caritas (ICAR), Consejo Pastoral y Municipalidad, a toda la población a sumar su esfuerzo para ver si entre todos podemos hacer algo que ayude a los más pobres y necesitados a enfrentar la gran crisis que venimos arrastrando y que amenaza con tomar forma atemorizante durante el invierno que ya está mostrando aspectos no muy gratos en estos días.
La convocatoria no tiene nada de novedoso, es un llamado a la solidaridad. Es una invitación a que todos hagamos un aporte y juntemos una serie de elementos que sean de utilidad a muchas familias en nuestra ciudad para que tengan un poquito más de comida, de abrigo o de
algún producto o servicio al que no podría acceder si no fuera con esta ayuda mancomunada.
¡Qué idea loca, ¿no?! ¡Qué ocurrencia!
- “¿Que yo ponga de lo que me gané con mi lomo para que reciba una garrafa una familia en la que nadie labura desde hace 6 meses?”
Y..., si. Más o menos la idea es esa.
Y ¿a quién se le ocurrió? ¿De dónde sacaron esa idea?
Creería que la propuesta es tan vieja como la comunidad humana y como la necesidad. Desde que las sociedades que empezaron a desarrollar ciertos lineamientos organizados siempre se buscó las maneras de encontrar vías que permitan suplir las necesidades básicas de todos. El problema es que casi siempre ese intento fracasa. Por miles de diferentes razones esa propuesta se encuentra con que muere en un callejón de inviabilidad.
En la Biblia encontramos que Dios había instruido a su pueblo con una serie de directivas en cuanto a la manera de compartir y la actitud hacia las posesiones. El propósito de e
sta instrucción es “para que así no haya en medio de ti mendigo” (Deuteronomio 15:4). Pero si seguimos leyendo la Biblia muy pronto nos damos cuenta de que esta no fue la realidad de la nación que recibió estos consejos. Por muchas y variadas razones prefirió desoírlos y colocarlos en el estante de los “no se puede”. Hasta que bastante tiempo después, unos cuantos años, unos cuantos siglos después encontramos algo muy interesante en la vida de esa misma nación. Un grupo de personas que se reunían como discípulos de un tal Jesús, empezaron a experimentar algo nuevo en su vida: Ya no sólo hablaban de un cambio personal a nivel religioso sino que empezaron a ayudarse, a acompañarse, a colaborar unos con otros... Y nos cuenta la Biblia que “no había entre ellos ningún necesitado” (Hechos 4:34) ¡Se había hecho realidad aquel propósito original de la vida en comunidad! El amor puesto en acción, la realidad de un puñado de voluntades viviendo de acuerdo a los valores del Reino de Dios se chocaron con la concreción de aquella antigua propuesta. Del estante de “no se puede” se les cayó en la cabeza y se encontraron con este cumplimiento en sus narices.

Hay muchos argumentos para no arrimarnos a colaborar en esta campaña solidaria. Hay miles de atenuantes y justificativos. Muchos de ellos, en estos días, los promueve por radio un pastor evangélico (lo que me abochorna, y me genera tanta bronca como vergüenza).
Pero estoy convencido que si le damos la oportunidad al amor, si nos diéramos la chance de intentar por el camino del “amor a Dios, y al prójimo como a uno mismo”, así de sencillo veríamos cumplirse tantos anhelos que la sociedad tiene sepultados en polvo en estantes intransitables.

Una vez más tenemos la ocasión de probar el amor, de gustar la solidaridad, de intentar por el camino que Dios nos propone.
“Prueben y vean que el Señor es bueno; dichosos los que en él se refugian” (Salmos 34:8) ¿Y si lo intentamos? ¿Qué tal una probadita?

Las fotos pertenecen al diario El Eco de Tandil

2 comentarios:

  1. Buenos días Lubi:

    Aquí hacemos algo parecido, se llama la campaña del Kilo. Se hace por Navidad en los colegios. Todas las familias son invitadas a llevar un kilo o litro de víveres no perecederos. Luego se reparte entre las asociaciones de ayuda, las residencias con pocos recursos como el Asilo, y las parroquias.

    Es solo una iniciativa paliadora, pero cuando no se consigue hacer nada más fructífero, pues bienvenida sea toda ayuda.

    No sé que argumentos tiene ese pastor evangélico radiofónico para querer manipular a la gente y ponerla en contra de la mínima solidaridad, quizá sólo sea afan de protagonismo. En fin, hay gente para todo, pero a mí también me indigna que justamente un pastor haga estas cosas.

    Besos.

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  2. ¿Qué decirte Ruth? Es así
    Pero mi propósito principal era señalar la mecánica impopular e ilógica (incluso para algunos pastores) que Dios propone como uno de los sustentos para que esta situación no ocurra. Pero también de qué manera uno que se supone que debería estar en favor de esta situación está en contra. y cómo yo, que se supone debería estar a favor de muchas cosas, puedo volverme un obstáculo. Cómo todos podemos pasar a ser el enemigo, por un razonamiento o un condicionamiento perverso que tenemos instalado muy profundamente por nuestra sociedad "occidental y cristiana", materialista, egoísta, edonista.
    Pero la gente respondió
    SIEMPRE LA GENTE
    Un abrazo

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