martes, 27 de marzo de 2012

¡Qué lindo tropezarte con estos tesoros...!

porque una mañana, casi al descuido, me encuentro con esta poesía que me colorea el día y transforma de manera definitiva todo el universo por el que me toque desfilar en lo inmediato.


        Dádiva

Un día muy feliz.
La niebla se levantó pronto, trabajé en el jardín.
Los colibrís se demoraban sobre las madreselvas.
No había cosa en la tierra que yo deseara poseer.
Sabía que no merecía la pena que envidiase a nadie.
Cualquier mal que hubiera sufrido, lo olvidé.
Pensar que una vez fui el mismo hombre no me molestaba.
El cuerpo no sentía dolor.
Cuando me estiré, vi el mar azul y velas.

                                               Czeslaw Milosz



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