Hubo un hombre que para un Carnaval se disfrazó de sí mismo. Y parecía otro. Y se cuenta que fue muy feliz. Pero al llegar el miércoles de ceniza volvió a ser el de todos los días, es decir, el que los demás querían que fuera.
Este es muy bueno querido amigo. A veces no es tanto la influencia externa que nos hace ser como otros quieran sino la influencia interna cuando somos nosotros mismos los que queremos ser lo que los otros quieran. Buenas reflexiones sospechosas.
Muy difícil ser el que los demás quieren que uno sea, por que además, no todos y como en todo, desearían lo mismo. Debe ser como verse en un espejo fraccionado y jamás Ser...¿no?
Este es muy bueno querido amigo. A veces no es tanto la influencia externa que nos hace ser como otros quieran sino la influencia interna cuando somos nosotros mismos los que queremos ser lo que los otros quieran. Buenas reflexiones sospechosas.
ResponderEliminarBesitos sospechososssssssss.
Muy difícil ser el que los demás quieren que uno sea, por que además, no todos y como en todo, desearían lo mismo. Debe ser como verse en un espejo fraccionado y jamás Ser...¿no?
ResponderEliminarDa para pensar mucho
Un abrazo, Lubi