jueves, 26 de noviembre de 2009

Sospechando paredes afuera

en el blog de Junior Zapata encontré esta idea tirada como al voleo, y que me cayó más que bien. La comparto aquí, con quienes gusten leerla, o pueden, también, ver la versión original en este enlace.
A cargo de la Iglesia o a cargo del mundo
El otro día estaba predicando y se me salió un concepto que no había pensado antes.
Los cristianos estamos bien metidos en la Iglesia como que sólo ahí deberíamos estar, queremos atender la Iglesia. Queremos “edificarla”. La cosa es que Jesús dijo que El es quién edifica la Iglesia, que El es la cabeza de la Iglesia.
Nosotros, como cristianos hemos abandonado el mundo apartándonos por completo de la sociedad y la cultura que necesita “luz” y las hemos dejado en oscuridad porque toda la luz está adentro del “ghetto” cristiano.
Jesús, cuando se marchó, nos dejó “encarg
ado” el mundo; nos lo dejó a nosotros, no nos dejó a cargo de la Iglesia.
Pero hoy hemos revertido los papeles. Queremos hacernos cargo de la Iglesia y le hemos dejado el mundo a Jesús.
La Iglesia es la novia de Cristo, no se qué hacemos nosotros bailando tanto con ella! El mundo es nuestro, se nos dejó para visitarlo TODO y predicar el Evangelio. TODOS los cristianos deberíamos predicar (y no estoy hablando de pararse atrás de un púlpito a dar un discurso) con nuestras vidas día a día abordando el mundo que se nos dejó!

Creo que debemos de dejar que Jesús edifique la Iglesia y tomar nuestro lugar en el mundo siendo luz, siendo una ciudad encendida en un monte en una noche oscura.
Yo, yo ya no quiero brillar adentro, quiero brillar afuera.
“¡Señor, sácame!”
Léanme bien: NO ESTOY EN CONTRA DE LA IGLESIA, pero si estoy en contra de que vivamos sólo en, para y por la Iglesia. . . . . ¿y el mundo?

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