viernes, 16 de octubre de 2009

algún día podrán ser libres no sólo cuando cantan el himno y sabrán que ser pobre no es todo lo que se puede ser


En un cuento de Rodolfo Brascelli llamado “Señor Labruna”, el autor construye a un maestro rural instalado en Jujuy, bieeeeeeeeen lejos de Buenos Aires, o sea, bien lejos de todo. Este maestro establece un puente epistolar con un famoso jugador de fútbol al que todas las semanas le envía una carta, y a través del tiempo va construyendo una relación entre ambos. Y me queda muy presente una oración en la descripción que el maestro hace de tu tarea. Dice de esta manera:
“El sitio donde vivo no figura en el mapa. No hay pueblo alrededor de mi escuelita. Los niños vienen de casas dispersas que están a media hora, a una hora, a dos… Yo soy el maestro de los seis grados y cuando el tiempo permite que vengan todos son veintinueve los niños que se aquí se juntan. Más que nada les enseño a leer y escribir. Y después les enseño a comprender lo que leen. SABIENDO ESTO ALGÚN DÍA PODRÁN SER LIBRES NO SÓLO CUANDO CANTAN EL HIMNO Y SABRÁN QUE SER POBRE NO ES TODO LO QUE SE PUEDE SER”.
Una expresión muy antigua se refiere a “la fe de los conversos”. Alude al desmedido énfasis que pone al servicio de una causa o de una idea, aquel que ha descubierto esa instancia, nueva para él, como una revelación repentina. Aquel que, de repente, se encuentra con un universo que le exige ser considerado mediante la apreciación de nuevos parámetros, se encuentra, muchas veces, sobreactuando su convicción o sobreestimando su nueva comprensión de la realidad.
Digo esto porque encuentro en este tiempo una cantidad inusitada de militantes de una sola idea. De personas que se obnubilaron ante la comprensión de un concepto que les resultó novedoso, y abrazan posturas que no comprenden en su totalidad, o que, muy en el fondo, no comparten. Simplemente se ponen una camiseta circunstancial (política, religiosa, filosófica, etc) pero que no los representa. Y son capaces de matar o dejarse matar por una consigna, muchas veces vacía de sustento. Un slogan, una frase bien pronunciada, pero descolgada de una estructura que le de sentido real.
Retomando la cita de Brascelli, digo que va siendo hora que nos exijamos un poco más en nuestras posturas. Que avancemos de sólo mirar a dos metros de distancia y comencemos a elaborar posturas más abarcativas. En Latinoamérica venimos del exterminio de una generación de militantes, y del arrasamiento de las herramientas del progreso de los pueblos. Nos dejaron sin maestros y sin escuela. Aún así, la lucha desde tal inferioridad no nos exime de nuestra responsabilidad presente. Ya va siendo hora que abandonemos consignas que sólo funcionan para unos pocos sectores y en circunstancias poco probables. Así como la frase que originó este comentario reclama el aprendizaje como herramienta para superar a la pobreza como único destino, también necesitamos hoy, cada uno de nosotros, una mirada más profunda para comprender que tampoco feliz es lo único que se puede ser. O rico, o incluido, o winner, o salvo, o coherente, o…, o….
Va siendo hora de que aunemos ideas y esfuerzos en pro de ideales y situaciones que nos hagan libres (o lo que queramos ser) no sólo en un momento, o en un claustro, y no sólo para los incluidos, los iniciados, los de adentro del círculo ideológico*, sino para todos. Y que logremos valorar y enriquecer desde la participación o el debate, a las propuestas que promueven valores y objetivos diferentes a los nuestros, sin que necesitemos adscribir para reconocer al otro.
Ante la complejidad de la realidad y de la naturaleza humana y social, la enunciación de verdades absolutas concentradas en frases de barricada, denuncia ignorancia o perversidad.
Ojalá presenciemos en nosotros y nuestros compañeros de búsqueda y lucha, la elaboración de conceptos que nos ayuden a ser libres no sólo al cantar el himno, y nos inviten a creer y proponer que ser pobre no es todo lo que se puede ser.
Se lo debemos a esos chicos, y a nosotros mismos.

* Aquí, al referir a lo ideológico, incluyo a lo religioso.

3 comentarios:

  1. Me sumerjo en tu reflexión querido Lubi.

    Besos.

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  2. no me acuerdo quien lo dijo, pero tenía mucha razón: "teme al hombre de un solo libro"

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  3. Hola Lubi, reflexionaba en cosas parecidas estos días, será que veo más fanatismo que convicciones.
    Importa más el color de la camiseta que las ideas y los objetivos y creo que no aprendimos nada.
    Hay un tema que se llama Venas abiertas y dice "Quien se equivoca y no aprende, vuelve a estar equivocado".
    Esa escuelita se parece a una de frontera que visité en los años '70, en Yavi-Jujuy, me atrevo a decir que no han cambiado las cosas, no para bien.
    ¿Cuántos maestros habrán pasado? ¿cuántos soñadores y forjadores de sueños? ¿Cuántas semillas habrán brotado?. Quisiera pensar que todas cayeron en tierra fértil y hoy también dan sombra y semilla. Eso debiera ser.

    El maestro dice, al sembrar su semilla de amor "SABRÁN QUE SER POBRE NO ES TODO LO QUE SE PUEDE SER”.
    y es verdad, una gran verdad y que también a muchos no les conviene que sea fértil esa siembra...no sea que.
    Habrá que duplicar la siembra y fertilizar los campos...¡hay que hacerlo! cada uno desde su lugar.

    Un abrazo.

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