martes, 12 de julio de 2011

aprendiz de salmista


a lo largo de un par de meses estuvimos mirando hacia la vida de David, según la Biblia desarrolla aspectos biográficos de esta figura. Seleccionamos algunos fragmentos de su historial para intentar obtener algunos elementos que signifiquen un aporte a nuestra comprensión de la vida de fe.
Fue un tiempo interesante y una experiencia enriquecedora. En uno de los últimos encuentros animé a los demás a escribirle a Dios sus emociones y sus sensaciones, imitando la sensibilidad ante la vida que evidenció David. Y, sorpresivamente para mí, me encuentro con la grata sorpresa que alguien respondió con esta explosión de ternura:


MI PRIMER SALMO (como los de David)

No hay nadie más poderoso que vos,
el mejor cuidador del mundo sos.
Me ofrecés “Ibupirac” si me da toz;
si tengo hambre, me das atún y arroz

Sos el ser mas bueno,
me llegás a dar todo lo que deseo.
Cuando me excedo hasta pido un reno
pero sólo me lo das si para mí es bueno.
Eso es porque me cuidás,
me protegés, ayudás, amás.

Nunca te voy a llegar a agradecer
por la mañana y el atardecer,
por mi familia y su forma de ser,
por la gente que me ayuda a ver
lo que vos querés para mí.
Tal vez no lo llego a entender
pero de una cosa estoy segura
y es que si soy una arcilla dura
nunca voy a estar a la altura
de acercarme a tu hermosura
y poder ser una ovejita pura.

P. (13 años)