Anoche, cuando todos nos fuimos a
dormir, mi hijo Andrés (extraordinariamente para sus hábitos) se quedo levantado
ordenando el comedor. Con algo de ruido, bastante de paciencia, y mucho más de
amor, esta mañana nos despertó con un ambiente inesperadamente mejorado,
respecto al que habíamos dejado la noche anterior.
Después de la alegría y el
deslumbramiento inicial descubro un rincón en el que me encuentro con un
conjunto de elementos apilados bajo la consigna “cosas de PAPá”
Pero también Dios nos deja ese
cartelito: “Yo trabajé, yo acomodé, yo hice mucho de lo que vos no podías
hacer. Pero aquí te dejo una pilita de cosas con las que solamente vos vas a
tener que lidiar. ¿Qué vas a hacer con esto?”
¡Porque para siempre es su
misericordia!!!!!!
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