El jueves pasado me avisó mi esposa que en la escuela a la que asisten nuestros hijos, invitaron a todos a participar de la marcha que ayer (un día después) se realizaba bajo el lema “Marcha Mundial por la Paz y la No Violencia”. Al consultar a los chicos (los invitados a participar), no tenían la menor idea acerca de cuál era la consigna en cuestión, el propósito, o el sentido de tal movilización.
Escribo estas líneas un poco fastidiado con los slogans y la simulación constante a la que somos sometidos, y a la que nos sometemos.
Me molesta mucho la enunciación de acciones y propósitos, cuando en ellos todo lo que se busca es el mero gesto.
En esta convocatoria nadie procuró que mis hijos, y a través de ellos la familia toda, reflexionara, considerara, valorara, cuestión alguna. Ni siquiera se nos invitó a informarnos a través de los medios periodísticos que se están ocupando de la cuestión. Sólo se nos avisa, con menos de un día de anticipación, que estamos invitados a hacer algo que se precia de muy valioso e importante. Se supone que alguien pensó, que alguien ideó, y que ese alguien convocó y promovió esta acción. Y nos piden que compartamos la movilización sin interesarnos en lo más mínimo por todo el bagaje que da sentido y razón de ser a tal manifestación. Probablemente porque esa misma sea la actitud de quien a mí me invita. Se supone que estar ahí es adherir y hacer algo a favor de la paz y la no violencia. Pero la realidad es que la sola participación, ayuna de toda actitud crítica, no es más que alimentar otra faceta de sumisión y obsecuencia.
Yo quiero que todos participemos en las movilizaciones, las marchas, las convocatorias. Las considero muy valiosas. Pero necesitamos darle contenido sustancial. De lo contrario sólo estamos jugando “a que nos ocupamos de los temas importantes” cuando en realidad sólo estamos prestando nuestra cara, para comprar así un poco de afectado compromiso social.
Creo en los gestos y los símbolos que representan y señalan cuestiones más complejas y pesadas. Creo en el valor y la importancia de estas movilizaciones y actos, y creo en la necesidad de convocarnos y actuar por la paz y la no violencia. Pero creo, también, que la paz y la no violencia merecen un poco más de consideración de parte mía, y también de quién me convoca a participar de su propia simulación liberadora de conciencia.
Por favor: No me vendas consignas precocidas, recién retiradas de la góndola. No me impongas discursos que no entendés ni te interesan, con cara de preocupado.
Escribo estas líneas un poco fastidiado con los slogans y la simulación constante a la que somos sometidos, y a la que nos sometemos.
Me molesta mucho la enunciación de acciones y propósitos, cuando en ellos todo lo que se busca es el mero gesto.
En esta convocatoria nadie procuró que mis hijos, y a través de ellos la familia toda, reflexionara, considerara, valorara, cuestión alguna. Ni siquiera se nos invitó a informarnos a través de los medios periodísticos que se están ocupando de la cuestión. Sólo se nos avisa, con menos de un día de anticipación, que estamos invitados a hacer algo que se precia de muy valioso e importante. Se supone que alguien pensó, que alguien ideó, y que ese alguien convocó y promovió esta acción. Y nos piden que compartamos la movilización sin interesarnos en lo más mínimo por todo el bagaje que da sentido y razón de ser a tal manifestación. Probablemente porque esa misma sea la actitud de quien a mí me invita. Se supone que estar ahí es adherir y hacer algo a favor de la paz y la no violencia. Pero la realidad es que la sola participación, ayuna de toda actitud crítica, no es más que alimentar otra faceta de sumisión y obsecuencia.
Yo quiero que todos participemos en las movilizaciones, las marchas, las convocatorias. Las considero muy valiosas. Pero necesitamos darle contenido sustancial. De lo contrario sólo estamos jugando “a que nos ocupamos de los temas importantes” cuando en realidad sólo estamos prestando nuestra cara, para comprar así un poco de afectado compromiso social.
Creo en los gestos y los símbolos que representan y señalan cuestiones más complejas y pesadas. Creo en el valor y la importancia de estas movilizaciones y actos, y creo en la necesidad de convocarnos y actuar por la paz y la no violencia. Pero creo, también, que la paz y la no violencia merecen un poco más de consideración de parte mía, y también de quién me convoca a participar de su propia simulación liberadora de conciencia.
Por favor: No me vendas consignas precocidas, recién retiradas de la góndola. No me impongas discursos que no entendés ni te interesan, con cara de preocupado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Dejá aquí tu comentario, o tu sospecha: